No estamos rotos: estamos sobreviviendo


Nos repiten que estamos rotos. Que necesitamos arreglarnos. Que hay que sanar, superarse, ser mejores versiones.

Pero, ¿y si no estamos rotos?
¿Y si solo estamos sobreviviendo a un mundo que muchas veces nos exige demasiado y nos abraza muy poco?

No estás roto por sentir cansancio.
No estás roto por no tener respuestas.
No estás roto por no rendir igual todos los días.

Estás vivo. Estás resistiendo. Estás haciendo lo mejor que puedes.

Nos hemos acostumbrado a llamar “fragilidad” a lo humano, y “fracaso” a la pausa. Nos convencieron de que si no estamos “productivos”, estamos “mal”. Que si no hay sonrisa, entonces hay algo que reparar.

Pero a veces, solo estamos agotados de fingir que todo está bien.

Cargar no es fallar

Muchos cargan duelos silenciosos. Miedos que no caben en una reunión de trabajo. Ansiedades que no se cuentan en voz alta.
Y sin embargo, siguen apareciendo. Siguen dando. Siguen sosteniendo a otros.

Eso no es debilidad. Eso es fuerza que no se ve en los manuales de liderazgo. Es una dignidad que resiste desde lo invisible.

Lo verdaderamente valiente

Lo valiente no siempre es continuar como si nada.
A veces lo verdaderamente valiente es decir:

“Hoy no puedo. Hoy necesito parar. Hoy necesito que alguien me acompañe.”

Eso no te hace menos.
Eso te hace real.
Y ser real es el acto más radical en un mundo que constantemente nos invita a fingir.

No estás roto. Estás sintiendo.
Y eso, en sí mismo, ya es una forma de sanación.

Hoy, suelta la idea de que tienes que ser perfecto, fuerte y claro todo el tiempo.
Permítete ser humano. Permítete no tener todas las respuestas.
Permítete solo ser.


Jhony

Comentarios

Entradas populares